Viajar con trípode: Todo lo que debes saber

Viajar con trípode: Todo lo que debes saber

Viajar_con_trípiode_Natthawon Chaosakun_Shutterstock

Viajar con trípode. Foto: Natthawon Chaosakun_Shutterstock

Viajar con trípode nos abre muchas puertas. Descúbrelas incluyéndolo en tu equipaje

Muchas veces, cuando visionamos las tomas que hemos realizado durante unas vacaciones tenemos la sensación de que les falta algo, ese punto de frescura y dinamismo que las convierte en memorables. Para evitarlo, lograr mejores capturas y, sobre todo, diferentes, una buena recomendación es viajar con trípode. Sin embargo, transportarlo durante largas horas requiere un cierto grado de compromiso que, sin duda, veremos recompensado con unos mejores resultados. Con él, podemos plasmar el movimiento, inmortalizar bellos encuadres nocturnos y utilizar largas exposiciones para eliminar o difuminar las multitudes que se agolpan en las zonas más turísticas.

Viajar con trípode en avión

Mila Supinskaya Glashchenko_Shutterstock

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Muchas compañías aéreas no permiten viajar con trípode a bordo como equipaje de mano. Para evitar sorpresas desagradables de última hora, lo mejor es preguntar directamente a la compañía. Si vamos a facturar más equipaje, incluirlo en la facturación nos ahorra problemas siempre que viaje bien protegido, por ejemplo, dentro de una maleta envuelto entre la ropa. Al contrario que el resto de herramientas que, por cierto, nunca debemos facturar en estas condiciones, el trípode es, por lo general, más resistente y capaz de aguantar la aventura de viajar en la bodega. Para registrarlo de manera independiente, lo aconsejable es introducirlo en una funda rígida a prueba de golpes.

El equipo

Lo ideal es contar con un trípode ligero y estable que nos proporcione una altura considerable y cuyas dimensiones sean reducidas. En el caso de que resulte demasiado incómodo viajar con trípode por su volumen o peso, lo más probable es que termine en la habitación del hotel. Existen modelos en el mercado bastante económicos que pueden plegarse hasta los 50 cm y pesan poco más de un kilo, aunque perdemos estabilidad a cambio de ganar comodidad. Cuando optamos por uno de estas características y nos enfrentamos a un día ventoso, debemos extender sus patas lo menos posible para maximizar el equilibrio y no subir nunca la columna central.

Twinsterphoto_Shutterstock

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Con una mochila especializada o debidamente adaptada para viajar con trípode, el peso queda uniformemente repartido sobre nuestra espalda y hombros y nos proporciona mayor movilidad. Esta es una opción casi imprescindible para un largo día de caminatas con el conjunto de trabajo a cuestas.

A falta de un compartimento específico donde colocarlo, otro sistema consiste en coser un par de tiras ajustables a dos alturas diferentes en un lateral del macuto o transportarlo directamente dentro del mismo si éste es suficientemente grande. Sin embargo, siempre resulta más discreto llevarlo en su funda. Otra propuesta es incluir un mini trípode en nuestro equipo, a pesar de que nos limita a trabajar con encuadres muy bajos, ya que casi siempre nos vemos obligados a apoyarlo en el suelo. Barandillas, muros y otras construcciones son nuestros aliados cuando nos vemos obligados a prescindir de este accesorio.

Texto Daniel Santos 

 

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