Vulkkano HC20 Irati: madera, músculo y alma valenciana – Review del Gadget Lab
Test sin Piedad: 
¿Sabes esa sensación cuando pones tu canción favorita y sientes que falta algo? Con estos Vulkkano se acabó ese problema. Sus copas de madera no son solo para presumir, ya que hacen que el bajo suene redondo y corpulento sin tapar las voces.
Vulkkano, la firma valenciana que ya nos había dejado buen sabor de boca con sus altavoces y modelos de estudio, sube el listón con los HC20 Irati. Unos auriculares cerrados con un toque muy especial: copas de madera real, pensadas no solo por estética sino por su aportación acústica. El nombre Irati hace referencia al famoso bosque navarro, y no es casualidad: hay algo orgánico, natural y cálido en la forma en que estos cascos interpretan la música. Están pensados para quienes quieren disfrutar de un sonido contundente y con cuerpo, sin renunciar a la claridad. No tienen cancelación activa de ruido ni micrófono integrado: aquí todo se centra en lo esencial: la calidad sonora y la experiencia pura de escucha.
Vulkkano HC20 Irati – Características técnicas
- Auriculares circumaurales (over-ear) cerrados.
- Drivers dinámicos de 50 mm.
- Respuesta en frecuencia: 20 Hz – 20 kHz.
- Impedancia: 32 Ω.
- Sensibilidad: 98 dB.
- Cable desmontable de 1,5 m, con adaptador de 6,35 mm incluido. Se bifurca para cada driver individual.
- Materiales: copas de madera natural y diadema metálica con acolchado.
- Aproximadamente 320 gr.
Vulkkano HC20 Irati – Precio
129,99 euros (precio a fecha octubre de 2025).
Vulkkano HC20 Irati – Review del Gadget Lab
Hay algo casi hipnótico en su diseño. Las copas de madera aportan una personalidad que pocos auriculares en este rango de precio pueden ofrecer. El acabado es fino, sin crujidos ni holguras, y la diadema ajustable reparte el peso de forma uniforme. Se sienten sólidos, como si fueran a durar años de uso diario sin quejarse.
Comodidad
Tras una maratón de 5 horas jugando online, las almohadillas se mantuvieron suaves y ventiladas. No hubo orejas sudadas ni dolor por presión. Son grandes, sí, pero también extremadamente cómodos. Si tienes la cabeza grande, no te preocupes: la diadema ajustable tiene margen de sobra.
Sonido
Los HC20 Irati apuestan por un perfil equilibrado con un toque cálido. Los graves tienen pegada, pero no se comen el resto del espectro. Los agudos llegan con nitidez sin ser estridentes y las voces suenan con una cercanía que sorprende. Se percibe un escenario sonoro más amplio de lo esperado para unos auriculares cerrados, probablemente, gracias a la resonancia natural de la madera.
En temas electrónicos o de reggaetón, los graves son el alma de la fiesta; en rock o jazz, la separación instrumental es correcta y la textura de las guitarras o el contrabajo resulta natural. Con música clásica, mantienen el control sin distorsionar ni perder detalle.
Uso diario
No son plegables ni especialmente portátiles, pero se defienden bien para desplazamientos cortos. En casa, en la oficina o frente al ordenador, son una delicia. El aislamiento pasivo es decente: te aíslan de buena parte del ruido ambiental, aunque dejan pasar algo de sonido, lo justo para enterarte si alguien llama a la puerta.
Detalles prácticos
El cable desmontable es un acierto. Si se daña (o si el gato decide probar su mordida), se cambia por otro estándar por pocos euros. No tienen controles ni micrófono, lo cual puede ser una limitación si los usas con el móvil, pero también evita piezas que se rompan o fallen con el tiempo.
Lo mejor y lo mejorable
En general, los Vulkkano HC20 Irati funcionan de maravilla. Suenan mejor de lo que su precio sugiere, son cómodos y están bien construidos. Si hay algo que mejorar, serían dos detalles:
- El aislamiento pasivo podría ser un poco más efectivo para entornos muy ruidosos.
- Su tamaño y rigidez los hacen poco prácticos para llevarlos en mochila o viajar con ellos.
Por lo demás, la experiencia es sobresaliente.
Conclusiones
Los Vulkkano HC20 Irati son de esos auriculares que compras pensando ‘a ver qué tal’ y acabas recomendando a todos tus amigos. Por (redondeando) 130 euros, te llevas unos cascos con copas de madera auténtica que suenan como modelos mucho (pero mucho) más caros. Los graves tienen pegada sin ser cansinos, puedes estar horas con ellos puestos sin molestias y el cable intercambiable te salvará de más de un disgusto. No son los más apropiados para llevar de viaje (por tamaño y ausencia de ANC), pero para casa, de recados por la calle, la oficina o sesiones de gaming, son una compra redonda. Además, tienen raíces españolas… y eso siempre suma puntos.
